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La obra de Alejandro Silva se cimienta sobre estrategias visuales desarrolladas durante épocas de efervescencia social y política en nuestro país, por un lado, observamos una relación en la producción más temprana del artista, con los grabados que acompañan los poemas de la tradición oral materializados, hacia finales del siglo XIX, en la llamada “Lira Popular” -también conocida como literatura de cordel-; por otro, la intensidad de la gubia sobre la madera evidencia un referencia iconográfica propia del muralismo brigadista de los años 70’s. En ambos casos, Alejandro se inspira en la impronta de trazos gruesos e intenta rescatar y realzar la simpleza, la belleza tosca e imperfecta, bajo la realización de representaciones figurativas de escenas sencillas. En esta primera etapa, su obra se fue encaminando hacia una estética de lo naif. Al ir avanzando en su trabajo plástico, observamos que la línea se va volviendo más contenida, intencionando su propuesta visual hacia un sentido gráfico y ornamentalista.

Podemos reconocer varios temas dentro de la discursiva que instala: uno de ellos es la cuestión sobre “lo femenino”, observamos la producción de obras donde las mujeres son protagonistas de escenas simples, dulces, lugar en que el artista intenta realzar ideas como la fertilidad, apropiándose para ello de ornamentación natural, a manera de vincular los elementos de la madre tierra y el cuerpo de la mujer como un espacio simbólico donde todo puede crecer, contener y anidarse. A propósito de aquello, ha desarrollado dos libros “El sueño de Ana” y “Paraíso femenino”, el primero es un objeto que incluye décimas que narran a la par de las imágenes, y el segundo libro, de grandes dimensiones, nos invita a la contemplación de un sitio fecundo, habitado por figuras femeninas. Otro tópico es la naturaleza: plantas, animales y flores, es la representación en sí misma como alegoría de la vida. Por último, encontramos obras en que Alejandro Silva ha volcado sus intereses sobre la contingencia social, apropiándose de algunos motivos clásicos o figuras arquetípicas. En estos grabados observamos el cambio de la factura y la temática, situando el trabajo plástico en un momento de preocupación por el ornamento y la línea cerrada. A manera de sátira e ironía se hace cargo, desde su labor como artista, de cuestionamientos sobre nuestra condición humana y la manera de proceder ante nuestra realidad, apelando así a un cambio del comportamiento  social.

Finalmente, se intenta, de manera meta-lingüística y auto-reflexiva, reafirmar los valores propios de nuestra identidad latinoamericana, rescatando las formas que han constituido este lenguaje visual en torno al trabajo de la xilografía y evidenciándolo en su obra.

Catalina Waman

historiadora del arte y mediadora cultural

Finalmente, se intenta, de manera meta-lingüística y auto-reflexiva, reafirmar los valores propios de nuestra identidad latinoamericana, rescatando las formas que han constituido este lenguaje visual en torno al trabajo de la xilografía y evidenciándolo en su obra.

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